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Errores en la transformación digital que te cuestan plata

Errores en la transformación digital que te cuestan plata. Profundicemos en los errores en la transformación digital que son comunes en las empresas; esas actitudes y comportamientos que entorpecen el proceso.

Profundicemos en los errores en la transformación digital que son comunes en las empresas; esas actitudes y comportamientos que entorpecen el proceso.

Hasta hoy, algunos líderes de compañías no captaban la trascendencia de la transformación digital de la empresa. No se habían percatado de la urgencia de esta transición y no entendían que esto ponía en riesgo su propia supervivencia. En cada discusión era recurrente la excusa: «Más adelante tendremos el tiempo y los recursos para abordar esos temas». Ese tiempo perdido es el que ahora les está cobrando factura. ¿Qué estará pasando por sus cabezas? Deben estar sufriendo mucho al ver que eso que tanto postergaron podría ser su principal salvavidas en la actualidad. «Nada va a pasar», decían hace un par de meses. «Somos una organización sólida», argumentaban. Pues bien, ese optimismo se chocó contra una muralla y ahora todos están apurados.

La actual pandemia provocada por la COVID-19 ha sido un llamado de atención fuerte para quienes veían lo digital como un costo inútil o como un proyecto para las próximas generaciones. Y no es que eso nos alegre. Ese golpe de realidad, por el contrario, nos preocupa. Porque nosotros pertenecemos a ese mismo ecosistema y la mala preparación de algunos nos terminará impactando a todos.

Es el momento de digitalizarse, para poder sobrevivir

La primera conclusión —para los negocios— sobre el momento que vivimos está muy clara: si queremos seguir siendo competitivos debemos permitir que nuestra propuesta de valor, productos o servicios y marca sean tocados y transformados por lo digital para poder seguir operando, de lo contrario colapsaremos. Sí, la que vivimos es una situación pasajera —o eso es lo que esperamos—, pero debemos sacar aprendizajes de ella para las planificaciones futuras.

Como sociedad, no nos podemos dar el lujo de quedarnos por fuera de la digitalización. Hacerlo reduciría nuestra competitividad y nos condenaría. Desde ya, las empresas deben poner lo digital en el centro de sus objetivos. Pero no solo los que están en cero en este aspecto, ¡TODOS! Incluidos los profesionales de las diferentes áreas del conocimiento. El mundo entero debe apropiarse de lo digital. Nadie se puede hacer el de la vista gorda con este asunto. Tenemos que embarcarnos en este propósito para así poder mantener la forma de vida que elegimos hace siglos. No hay otro camino, no hay alternativas; lo digital es hoy el escenario y es la mejor ruta para enfrentar lo que viene.

Mark Raskino —un reconocido líder, vicepresidente de la firma británica Gartner— habló largo y tendido sobre la transformación en el libro que escribió junto a Graham Waller llamado Digital to the Core: Remastering Leadership for Your Industry, Your Enterprise, and Yourself —Lo digital en el centro: remasterizando el liderazgo para su industria, para su empresa y para usted mismo—. En ese excelente documento, publicado en 2016, los autores abordaron lo importante que es tomarse en serio la revolución digital. Además, presentaron las macro fuerzas digitales que impactan los mercados y afirmaron que transformar digitalmente a un negocio significa adaptar el gobierno, la gestión y la ejecución de las tareas a la nueva realidad digital del planeta. Entonces, ahí está el reto. Afortunadamente, no estamos solos en él. Hay mucha información disponible para enfrentarlo.

Los 10 errores que deberías evitar en la transformación digital de la empresa

Si nos has seguido de cerca en los últimos años, habrás notado que somos defensores y promotores de los procesos de transformación digital. Nuestra misión es ser un apoyo para las organizaciones que se lanzan al mundo digital, y lo hacemos con fines de lucro —de algo tenemos que vivir—, pero también con la firme intención de aportar conocimiento y experiencia para la competitividad. Eso es justamente lo que buscamos con este artículo, entregar contenido que aumente las probabilidades de éxito de la transformación digital.

Vivir un proceso de transformación digital se parece mucho a la creación de una compañía. Es casi como arrancar un negocio desde cero, porque lo digital impacta todo. Por esto, los líderes deben comprometerse con el proceso y así poder lograr el objetivo. A continuación, compartimos diez errores que deberías evitar en la transformación digital de tu empresa:

1. Caminar sin rumbo o nunca caminar

Lanzarte a la transformación digital sin un plan claro podría ser costoso. Lo mismo sucedería si te quedaras una eternidad planificando, sin lanzarte a la acción.

Si no se tienen claros los objetivos y el cronograma de trabajo, la transformación digital será un proceso desordenado e ineficiente. Ese es el primero de los escenarios caóticos. Las organizaciones deben saber qué buscan antes de empezar a buscarlo. Entender esto es crítico, porque así se distribuirán mejor los recursos, se establecerá un flujo de trabajo lógico y se asignarán responsabilidades con inteligencia. Pero el asunto no termina con la elaboración del plan, también se necesita que cada colaborador lo comprenda y dimensione su trascendencia. La transformación digital es un proceso complejo que reta a las compañías y a sus colaboradores, por lo tanto hay que prepararse para enfrentarla.

Ahora, como lo dijimos, tampoco hay que sobreactuarse en este aspecto. Y ese sería el segundo escenario caótico, porque convertirse en una empresa digital se trata más de hacer que de planificar. ¿Contradictorio? Sí, un poco, pero así es el tema. Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre. Eso debe quedarnos claro desde el principio. Los líderes deben evitar caer en el error de sumergirse en interminables jornadas de debate. ¡Pensar rápido y actuar de inmediato! Esa es la consigna, que se parece mucho al método Lean Startup —un modelo de pensamiento que nos empuja a la experimentación, la acción y la adaptación—.

2. Escurrir el bulto

La transformación digital es responsabilidad de toda la organización. Sobre todo de los directivos. Desde la persona en el cargo más alto hasta el vigilante del turno de la noche deben involucrarse en el proceso. Nadie puede escurrir el bulto.

En los últimos años, en los círculos empresariales, se habla de la importancia de los líderes para que los negocios sobresalgan en los mercados actuales —una afirmación que suscribimos—. Pues bien, para tu información, los líderes no se limitan a ordenar y supervisar; los líderes son buenos cuando se involucran con los procesos de transformación.

Esto es, entonces, un llamado de atención para esos directivos que se limitan a dar instrucciones. ¡Así no se conseguirá la anhelada transformación digital! Para lograr el objetivo, tienen que participar activamente del proceso y convertirlo en un reto prioritario. Les llegó el momento de asumir la responsabilidad y liderar la transformación desde adentro. Bajarse del palco y meterse al ruedo.

3. A mí eso no me afecta

Hace un par de semanas compartimos en Twitter uno de los artículos de este blog. Particularmente, el que sugiere que todas las compañías están obligadas a dar el paso hacia el comercio electrónico. Unos segundos después de emitir el tuit, un seguidor nos confrontó diciendo que lo que afirmábamos no aplicaba para él, porque su negocio era un parqueadero. ¡Sorpresa! Los taxistas creían que a ellos tampoco los afectaría el mundo digital y mira el lío que se les armó con Uber y las demás plataformas para el transporte de pasajeros.

Hacerse el de las gafas es otro error común. Cerrarse de entrada al cambio, porque aparentemente no te impacta, es peligrosísimo. Los empresarios tienen que retar a su cerebro. Los empresarios tienen que pensar de qué forma se puede transformar su propuesta de valor con la incorporación de herramientas y procesos digitales. Ese es el desafío.

4. Mirarme el ombligo

Sentarse a observar el entorno próximo tampoco es una idea brillante.

Con demasiada frecuencia, las organizaciones se centran excesivamente en sí mismas y en lo que quieren hacer, en lugar de analizar las necesidades de los clientes, las oportunidades del presente y la situación competitiva del mercado para buscar ejemplos y aprendizajes para su transformación digital. La ruta que toman es sencilla: miremos lo que hace el vecino o el competidor directo para así «inspirarnos». Y, acto seguido, replican.

Esa táctica no está mal, pero tiene poco de creatividad e innovación. Concentrarse en lo que pasa en los alrededores —observando solo mi categoría de negocio, mis competidores y mi entorno geográfico— no es astuto ni educativo. Mirarse el ombligo es un punto de partida débil para emprender una transformación digital. Las empresas que se toman el tema en serio analizan otras industrias, otros mercados, otros países. Mientras más diversa sea la aproximación al problema, mejor.

5. ¡Rápido!

Intentar imponer un tiempo récord en la transformación digital no es un objetivo apropiado. Esta no es tan simple como instalar un nuevo software en tu computador o abrir una cuenta en una plataforma para tener videoconferencias. Llevar una compañía hacia lo digital no es algo que se pueda lograr en un día o en unos meses. De hecho, es un proyecto para toda la vida —considerando el ritmo al que evoluciona la tecnología—.

Las organizaciones deben ser astutas y abordar el cambio de forma incremental para proteger sus recursos y garantizar su estabilidad. Revolucionar todo de tajo es costoso y torpe. ¡Ten paciencia! Asume el proceso de transformación por etapas. Subdivide todo el trabajo en pequeños proyectos y luego, paulatinamente, agrega componentes. Esa es la única forma de salir adelante. Recuerda siempre que cada tecnología adoptada impactará de alguna manera a tu empresa y ese impacto podría desbaratar su estructura operativa en un santiamén.

6. ¿Y los colaboradores?

¡Ojo! La transformación digital lo abarca todo. No se puede cambiar un producto o servicio sin cambiar sus procesos de producción. De la misma forma, no se puede cambiar a la empresa si no se cambia la mentalidad y se desarrollan las competencias de los colaboradores.

Es muy común ver fracasar a un negocio que ha invertido mucho en tecnología, pero poco en sus equipos. La transformación digital es una tarea que reúne muchos frentes de trabajo, y uno muy importante es el desarrollo de los colaboradores y la socialización de los planes de acción. Las compañías y sus líderes tienen que entender esto de una vez por todas: la transformación digital es un desafío más humano que de máquinas. Si no se aborda de esa forma, se fracasará.

7. Compremos aparatos

¿Tratas la transformación digital como un proyecto netamente tecnológico? ¿Centras tus discusiones en los proveedores y las herramientas? Ahí está el problema.

Las organizaciones que se lanzan a la transformación digital, pero la tratan únicamente como un proyecto de TI —tecnología de la información— están fabricando su camino hacia el fracaso. No nos malentiendas, no estamos sugiriendo que los equipos de TI no sean un actor crítico del proceso. ¡Lo son! Lo que queremos recalcar es que hay otras áreas que son importantes para el proceso.

¡No te concentres en aparatos, proveedores y herramientas! Transformarte hacia lo digital tiene que ver más con un cambio de paradigmas que con la compra de equipos y plataformas.

8. Revisemos todo, menos eso

Nada puede ser intocable. La transformación hacia lo digital nos obliga a revisar todo, de lo contrario, el cambio no se completará.

Los líderes del negocio tienen que estar dispuestos a tomar decisiones difíciles durante el proceso de transformación digital. La adopción de nuevas tecnologías los obligará a tomar algunas decisiones dolorosas —cambios en los colaboradores, en los procesos o en el portafolio de productos o servicios—. Nada puede quedar exento a esa revisión meticulosa. En un proceso de transformación digital, todo es cuestionable. Creer que algo debería omitirse dejará cabos sueltos que más tarde saldrán a la luz y causarán problemas. La mentalidad de: «así lo hemos hecho siempre y ha funcionado, no hay razón para cambiarlo», debe desaparecer de la organización. Esa fue la forma de pensar que sepultó a Blockbuster y Kodak.

9. No tengo tiempo para mirar números

No escuchar los datos y el feedback que se va obteniendo durante la transformación digital es inaceptable. La gran ventaja del mundo digital sobre el análogo es la posibilidad que este ofrece de tener métricas en tiempo real para la toma de decisiones. ¿Por qué ignorarlas?

Dar pasos en la apropiación digital sin calcular el impacto y ajustar las acciones es insensato. Los líderes no tienen por qué sentirse cómodos con una simple corazonada. Deberían tomar cada una y buscar respuestas en los datos antes de tomar las decisiones. No tiene sentido seguirse guiando por presentimientos si se tienen los indicadores a la mano. Usemos las herramientas para verificar nuestras sospechas y seamos más asertivos en los caminos que tomamos. Las empresas que no enfrentan la transformación digital de esta forma reducen sus posibilidades de éxito. ¡Los datos son valiosos! ¡Metámoslos en la ecuación!

10. ¡Terminamos!

La transformación digital no es un destino, es un viaje —interminable, por cierto—. Cuando creas que estás llegando a la meta, piensa en esto: la revolución digital empezó a mediados de la década de los 40 —hace 80 años— y todavía está en marcha. ¿Qué te hace pensar que tu proceso ya terminó?

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